miércoles, 21 de diciembre de 2016
jueves, 1 de diciembre de 2016
Fidel Castro y Carlos Lechuga
El 6 de enero Fidel llegó a Santa Clara. En una casa recibió
a Carlos Lechuga, un periodista que había apoyado la Revolución. En lugar de
escuchar preguntas las hizo él. Quería saber cómo estaba el pueblo en La
Habana. Después del intercambio sacó una conclusión.
Dijo Lechuga: “Es necesario que el pueblo
no tan sólo te escuche, sino te vea. La gente está ávida de ti. Hemos hecho
preparativos para transmitir por televisión el acto del parque, digo, si estás
de acuerdo”.
Acordó Fidel: “¡Cómo
no! Oye, eso es un palo periodístico que te vas a apuntar. Seguro que te
aumentan el sueldo. Este discurso es importante. ¿Cuáles tú crees Lechuga, que
son los problemas principales? No debe ser un discurso para elogiar al pueblo.
En estos momentos, en que todavía hay alguna incertidumbre, hay que decirle al
pueblo también cuáles son sus deberes. Hay que decirle que la Revolución tiene
que ser la obra de todos, sólo así tendremos el triunfo definitivo”.
Un rato después salió al parque Leoncio Vidal, unos
cientos de metros hacia arriba de Marta Abreu, cerca de la esquina que hace
unas horas pintaban los cubanos y miraban los rusos.
Dijo Fidel el 6 de enero de 1959: “Desde que el pueblo manda hay que introducir
un nuevo estilo: ya no venimos nosotros a hablarle al pueblo, sino venimos a
que el pueblo nos hable a nosotros. El que tiene que hablar de ahora en
adelante, el que tiene que mandar de ahora en adelante, el que tiene que
legislar de ahora en adelante, es el pueblo. Si el pueblo supo ganar la guerra,
que era difícil, ¿por qué no va a saber gobernar ahora?”
Extractado de:
Martin
Granovsky, desde Cuba
lunes, 28 de noviembre de 2016
FIDEL
"Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo".
martes, 22 de noviembre de 2016
LOS COMUNISTAS PIENSAN COMO CRISTIANOS
Aún hoy, cuando han
transcurrido más de tres año y medio del pontificado de Francisco, para
distintos observadores que lo conocieron por su actuación en la Argentina
pueden seguir resultando inverosímiles muchos de los posicionamientos que tiene
el Papa, especialmente en temas vinculados con la economía, la política y la
sociedad. Porque si bien puede constatarse que el entonces obispo y cardenal
Jorge Bergoglio siempre mantuvo una prédica en favor de los pobres y, en su
vida privada una particular austeridad, no menos cierto es que en su actuación
pública en el país casi sistemáticamente rehuyó los pronunciamientos
categóricos y declaraciones que lo enfrentaran de forma directa a los factores
de poder.
Todo parece haber cambiado después que Bergoglio fue ungido como Francisco el 13 de marzo de 2013. Incluso para incursionar en cuestiones de orden político que pueden atraer aparejados debates. Así, en una entrevista concedida este 7 de noviembre a Eugenio Scalfari y publicada por el diario Republica de Roma, al ser interrogado si piensa en una sociedad “de tipo marxista” Francisco “contraatacó”: “Frente a esa pregunta siempre he dicho que, en todo caso, son los comunistas los que piensan como cristianos”. Y recordó que “Cristo habló de una sociedad donde los pobres, los débiles, los marginados son quienes deben decidir” porque son ellos “los que deben ayudar a lograr la igualdad y la libertad”.
La
política y el cambio
Pocos días antes y hablando ante representantes de los movimientos populares convocados en el Vaticano para un encuentro mundial, el Papa insistió en su programa de “las tres T” (tierra, techo y trabajo) y le reiteró a los allí presentes su convocatoria para que ingresen en la política y se hagan cargo del cambio.
En esa ocasión el Papa le dijo a los representantes populares de todo
el mundo que “no tengan miedo de meterse en las grandes discusiones, en
política con mayúscula” y citó a su antecesor Pablo VI, para señalar que “la
política ofrece un camino serio y difícil ¯aunque no el único¯ para cumplir el
deber grave que cristianos y cristianas tienen de servir a los demás”
(Octogésima adveniens, 14 de mayo 1971, 46).
Y llamó a los movimientos populares a “refundar la democracia” y a no resignarse a ser “actores secundarios” de la escena política. “Ustedes, las organizaciones de los excluidos y tantas organizaciones de otros sectores de la sociedad, están llamados a revitalizar, a refundar las democracias que pasan por una verdadera crisis. No caigan en la tentación del corsé que los reduce a actores secundarios, o peor aún, a meros administradores de la miseria existente”, les dijo.
Está claro que el propio Francisco incursiona habitualmente en temas políticos y habilita permanentemente la reflexión sobre las cuestiones económicas, políticas y sociales. Y pregona el cambio. En Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el 9 de julio del año anterior, alentó a que lo “digamos sin miedo: necesitamos y queremos un cambio”. Y por si existía alguna duda subrayó que “queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras”.
Un repaso a los distintos documentos y pronunciamientos de Francisco dejan en evidencia que Bergoglio hilvana su propuesta a través de las diferentes intervenciones, apuntando a la centralidad del sujeto popular identificado con los pobres, con los excluidos y marginados, responsabilizando al sistema económico y sus protagonistas y llamando al cambio que, según afirma, debe ser promovido por las propias víctimas del sistema a través de las organizaciones y movimientos populares. Porque “los pueblos están llamados a organizarse y exigir pacífica pero tenazmente.
Hay un genocidio en marcha que tiene que
cesar” y “el futuro no está en mano sólo de los dirigentes y las elites” sino
que “está finalmente en los pueblos, en su capacidad de organizarse y en sus
manos que riegan”.
Las
causas: la economía
Al analizar las causas de la situación, el Papa sostiene que el problema de fondo es la economía global. Por eso sostiene que “la primera tarea es poner la economía al servicio de los pueblos” porque “los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero”. Y pide, reiteradamente, en distintas formas y a través de pronunciamientos diversos, que “digamos no a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir” porque “esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye la Madre Tierra”.
El 24 de noviembre de 2013, cuando aún no había cumplido un año de su pontificado, en su documento “Evangelii Gaudium” Bergoglio ejemplificaba: “No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil”.
Y apuntó directamente al sistema financiero y a sus hacedores. “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados (...). Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas”.
En el
documento Laudato Si (2015) aseveró que “los poderes económicos continúan
justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una
búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los
efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente”.
También vinculó el tema de la desigualdad con los reclamos de seguridad que hacen muchos sectores. Porque “hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia”. Porque sin igualdad de oportunidades –dijo entonces el Papa– las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión, “porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz”.
La
desigualdad
En su entrevista con Scalfari, Francisco volvió a repetir ahora que “lo que queremos es la lucha contra la desigualdad, porque este el mayor mal que existe en el mundo”. Y dio sus motivos: “es el dinero el que crea la desigualdad y está en contra de las medidas que tienden a nivelar el bienestar y promover la igualdad”. En 2013 había dicho que “¡el dinero debe servir y no gobernar!”.
Porque, dijo en otra ocasión, “una economía justa debe crear las condiciones para que cada persona pueda gozar de una infancia sin carencias, desarrollar sus talentos durante la juventud, trabajar con plenos derechos durante los años de actividad y acceder a una digna jubilación en la ancianidad”.
Para el Papa se trata de una “economía donde el ser humano en armonía con la naturaleza, estructura todo el sistema de producción y distribución para que las capacidades y las necesidades de cada uno encuentren un cauce adecuado en el ser social. Ustedes, y también otros pueblos, resumen este anhelo de una manera simple y bella: ‘vivir bien’. Que no es lo mismo que "ver pasar la vida”.
En otro texto y recurriendo a la tradición magisterial del catolicismo, Francisco sostuvo que “el destino universal de los bienes no es un adorno discursivo de la doctrina social de la Iglesia” sino que “es una realidad anterior a la propiedad privada”, dado que “la propiedad, muy en especial cuando afecta los recursos naturales, debe estar siempre en función de las necesidades de los pueblos”.
Tales necesidades, dice el Papa, “no se limitan a consumo”. Porque “no basta con dejar caer algunas gotas cuando lo pobres agitan esa copa que nunca derrama por sí sola”. Deben entenderse, según Francisco, que “los planes asistenciales que atienden ciertas urgencias sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras, coyunturales. Nunca podrán sustituir la verdadera inclusión: ésa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario”.
Pero para reafirmar la mirada política que el Papa le da a sus intervenciones vale recordar un párrafo de su discurso ante los movimientos populares en Bolivia el año anterior: “En estos últimos años, después de tantos desencuentros, muchos países latinoamericanos han visto crecer la fraternidad entre sus pueblos. Los gobiernos de la Región aunaron esfuerzos para hacer respetar su soberanía, la de cada país y la del conjunto regional, que tan bellamente, como nuestros Padres de antaño, llaman la Patria Grande. Les pido a ustedes, hermanos y hermanas de los movimientos populares, que cuiden y acrecienten esa unidad. Mantener la unidad frente a todo intento de división es necesario para que la región crezca en paz y justicia”. La frase tiene quizás hoy más actualidad que cuando fue pronunciada.
domingo, 26 de junio de 2016
¿ALTA DIRECCIÓN PÚBLICA?
El reciente Concurso para el cargo de Subdirección Médica del Servicio Médico Legal de Chile, al cual fui postulado, y que finalmente fue declarado desierto, generó el intercambio epistolar que doy a conocer. Lo hago sin ánimo alguno en entrar en controversias porque, a pesar de que los sordos pueden efectivamente dialogar y entenderse, éste es uno más de los millones de "diálogos de sordos" a los que la autoridad acostumbra a someternos, sin respeto alguno por la mínima dignidad que se merece cualquier persona, sin contestar como es debido a una petición clara, sensata y expresada en términos de la también debida consideración. Queda claro, claro está, que los argumentos, motivos, causales o directivas que permiten declarar desierto el concurso - porque ninguno de los oponentes hemos desertado - son inconfesables, y deben mantenerse en la penumbra, en el conventículo gnóstico de los iniciados, con la íntima convicción, como he podido comprobarlo demasiadas veces, de que resulta inoficioso hacerlo público, porque no sería entendido por el ciudadano de a pié, tan complejas son las bases, tan abstractas las concepciones que deben regir los destinos de la patria. Nunca esperé una contestación como la recibida del señor Egaña que me hace recordar, y en esto no hay intención peyorativa alguna, al "Lo dije, y qué..." de un conocido humorista. Dan ganas de salir, nuevamente a la calle, a protestar, sólo que esta vez encapuchado. En fin, sólo queda dar vuelta la página, y seguir.
Sr.
Basilios Peftouloglou Gattas
Subdirector Alta Dirección Pública
DIRECCIÓN NACIONAL DEL SERVICIO CIVIL
___________________________________
De mi mayor consideración:
No es esta una nota de reclamo,
no estoy solicitando una reconsideración de los resultados, y me disculpo por
eso. Entiendo que en el proceso concursal hay elementos de subjetividad,
imposibles de evitar, pero siendo el concurso, por definición, una selección
objetiva, no logro comprender cómo esta subjetividad puede pasar por alto
antecedentes curriculares no menores y relacionados directamente con el
cargo. Entonces, la interrogante, que me
interesa sea aclarada, es saber de qué modo se pudo hacer abstracción de un
Magister en Administración de Salud Internacional, O.M.S., de la calidad de
profesor de Medicina Criminalista y de Medicina Legal de la Escuela Técnica de
Investigaciones, de la coautoría de un Libro de Medicina Legal actualmente en
uso, de un Postítulo de Criminología de la P.U.C., de una experiencia de casi
diez años en investigación de homicidios de la PDI, de la calidad de Perito
Médico Legal y luego Médico Forense de la Iltma Corte de Apelaciones de
Santiago y, finalmente de la calidad de Egresado
en Derecho de las universidades UNIACC y
Bolivariana. ¿Qué antecedentes
curriculares faltaron? Si efectivamente el trabajo de selección fue en
profundidad, no puede haber escapado el antecedente del Concurso Jefaturas 2000
del Área de Salud Occidente, en la que ganando los cargos de jefatura de
Cirugía y de Urgencia Infantil, las bases fueron alteradas una vez abiertas las
postulaciones, un hecho público y notorio que duró hasta el 2004. Si es la
escasa experiencia en cargos directivos, esa es la explicación. Espero,
sinceramente, que las causales en el hecho actual sean plausibles, razonables,
pero me interesa conocerlas. Atentamente,
Dr. Hernán Eusebio Lechuga Farías
domingo, 5 de junio de 2016
PROCESO CONSTITUYENTE. Algunas reflexiones.
Después de participar en la actividad
programada el sábado 4 de junio en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, con los recelos
naturales de estar legitimando un proceso cuyo resultado es incierto, por decir lo menos, me
permito hacer algunas consideraciones que pudieran permitir el necesario entendimiento.
Y la primera incerteza nace de las contradicciones que se observan en los
propios documentos que hacen de carta de navegación.
Entramos en esta conversación sin saber si
habrá plebiscito, referéndum, asamblea constituyente, o simplemente un proyecto
de Constitución del ejecutivo que discutirá y aprobará.... ¡¡¡el Congreso en sus dos cámara si así lo decide el Congreso… o una
Asamblea Constituyente!!! entre las cuatro opciones descritas en los
documentos guía.
Es decir que, después de un trabajo colectivo
de dos años, es posible que se haga necesario un Plebiscito para determinar si es necesaria una Asamblea Constituyente que, en vez de elaborar las bases de la
nueva constitución, la elabore en su forma definitiva, como si fuera un
legislativo.
El sentido común, que no es otro que el
aristotélico en este tema, nos hace saber que lo que se trata aquí es conocer
las necesidades, aspiraciones, anhelos, exigencias del ciudadano común, QUE DEBEN SER EXPRESADAS EN LENGUAJE
JURÍDICO por los que tienen esa facultad de traducción, pero que una vez
redactadas, debe someterse al juicio público para su ratificación final, porque
no puede haber ninguna ley que no sea comprensible para el lego, máxime en su
calidad de mandante, que exige al mandatario que haga bien la pega. No necesito
ser arquitecto para saber la casa que quiero, y el arquitecto me tiene que
mostrar los planos de la casa terminada, tan simple como eso.
Lo primero es que, si bien es cierto se
genera, en las intervenciones, un diálogo interesante en los temas centrales
que nos han convocado, las conclusiones son, a mi entender, bastante pobres si
se reducen a elegir principios y valores, porque es como si eligiéramos la igualdad, la libertad y la fraternidad como
ejes de la nueva constitución, un aporte ya definido por la Revolución
Francesa.
Pienso, tal como lo expresé, que de lo que se
trataba era de identificar aquellos principios, valores o instituciones que entran en conflicto con la realidad, de
aquellos aspectos de la constitución actual que originan el conflicto social,
signado por la desigualdad, por la exclusión que nace de la mala distribución
de los ingresos, que afecta todos los aspectos de la vida de la comunidad:
salud, educación, vivienda, recreación…
Es por eso que, reconociendo en la
Constitución del 80 algunas manifestaciones que mejoran la relación entre el
estado y los ciudadanos, como lo es, de manera significativa, la servicialidad del estado, expresa y con
mecanismos de acción (art. 38, que permite demandar al estado por falta de
servicio); la no discriminación
arbitraria, que ha permitido, por ejemplo, la ley Zamudio; la educación gratuita hasta los 21 años;
la propiedad del estado sobre los
recursos mineros del subsuelo, entre otras, se hace necesario señalar
aquellos conceptos elevados al nivel de principios y valores, como lo son
aquellos que permiten el enriquecimiento
sin límites, extrapolando el derecho de propiedad de las personas al
derecho de apropiación y de propiedad de empresas incluso internacionales, que
están saqueando nuestros recursos
naturales.
En otras palabras, que no basta con el texto
constitucional… las leyes
interpretativas, las orgánicas constitucionales, las leyes simples deben
mantener la coherencia con el texto base, es decir que nunca bastará con
una nueva constitución si el ciudadano de a pié no sigue velando
permanentemente por la corrección de las leyes en su prueba de la blancura, cual es su aplicación al caso concreto.
Cuanto más rica habría sido la discusión si
hubiera concluido expresando nuestra opinión en estos temas controvertidos y no
en esos principios de larga data, indiscutibles en su esencia, pero
impracticables en la realidad, como queda a la vista. Y estos temas estaban en
el listado, a modo ejemplar: libertad de
enseñanza; sindicalización colectiva; derecho de propiedad; libre iniciativa
económica/libre empresa; emprendimiento libre; subsidiariedad; plebiscitos,
referendos y consultas.
Después de cuatro horas de discusión, en las
que estos temas se tocaron de manera parcial, abocados como estábamos a cumplir
el protocolo, veo que no existía el canal para su evacuación como expresión de
los verdaderos intereses de los participantes, que quedaron más que claros, a
mi entender, en este punto.
Me quedo con la sensación de que nos tomaron
la foto, las firmas y … para la casa.
Hernán Lechuga Farías
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