Buscando conocer el
mensaje del cuento de los hermanos Grimm, encuentro en la web el Análisis
de sus Valores que hace
Cuentosparadormir.com[1]
que señala, entre otras, dos conclusiones
un tanto contradictorias: que la historia es parte del acerbo cultural, que todo niño debe conocerlo, y que las actuaciones de los personajes no son muy
inteligentes.
Tales conclusiones
dan para pensar. Si hubiera dicho acervo curtural, no habría
sido tan grave, porque se puede
aceptar una falta de ortografía, lo que no
se puede desear es que los niños sean acerbos, es decir crueles, rigurosos y desapacibles.
Si hubiera dicho acervo cultural se estaría enseñando
que se puede ser famoso sin ser muy inteligente lo que, siendo verdad
no es, por cierto, recomendable.
Entonces, me
pregunto ¿cómo habría sido el cuento si la Caperucita hubiese sido inteligente,
cruel y rigurosa? Porque cuando fue escrito, a inicios del siglo XVII, nada se
sabía de sicología infantil que no fuera lo que elucubraban buenamente los escritores infantiles,
que creían que los niños eran angelitos con retraso mental. Sin embargo, no digo nada nuevo al afirmar que lo que ahora se
sabe resulta sorprendente.
Nuestros niños son
más inteligentes e informados, su pensamiento, abierto, nace en medio de una
tormenta neuronal que aún no ha sido coartada y que sólo tiene un alcance de nombre con el brain storm de los adultos, porque no se trata de un mero ejercicio intelectual, su tormenta es de neuronas reales que nacen y mueren por millones cada día.
Su crueldad
es un hecho observable y propio de la ausencia de valores, que se imponen luego socialmente; su desapacibilidad es propia de su
inestabilidad emocional, una inestabilidad que generalmente no es tal,
sino pura manipulación para obtener lo que desean, y los reglamentos de
sus juegos son tan complicados que requieren de una rigurosidad y habilidad extremas,
(nunca desafíe a su nieto a un juego de
roles, a competir con el joy stick o con el wii, porque luego se reirá con sus amigos en el chat:
.
.
:[ :) aksjdakjsdkjaskjdkjasdkj oh si **-* XDDDD)
Lo que sigue es la
historia de lo que habría sucedido si la
niña del cuento hubiese sido, esta vez, inteligente,
fría y manipuladora.
LA VERDADERA Y TRISTE HISTORIA DE LA CÁNDIDA
ABUELITA Y SU NIETA DESALMADA,
CAPERUCITA ROJAS.
Todos en el pueblo
sabían que cruzar el bosque era peligroso.
Otras Caperucitas ya habían sido devoradas, por no obedecer a sus madres y
abuelas que les aconsejaron no
internarse en la espesura ni, menos
aún, entablar conversaciones con
extraños.
Pero la Caperucita de esta historia si bien, como todo niño, era trasgresora
de las reglas de los mayores, no actuaba, generalmente, de manera desatinada.
Por eso, cuando su madre le dijo que debería ir a casa de abuela para llevarle algo de alimento, advirtiéndole
que debía usar el camino largo, que rodea el bosque y no el corto, que lo cruza,
pensó que ya era hora de decidir por sí sola. Durante esa mañana, armó sus
redes: hizo algunos comentarios algo sorprendentes pero creíbles, recuperó
contactos y comprometió ayudas. Dando
tiempo para que el mensaje llegara al destinatario, se preparó para visitar a su abuela al día
siguiente.
El encuentro con el
lobo resultó tal y como lo esperaba. Él le preguntó por qué tenía esas ojeras
tan grandes (ojeras, no orejas) y por
qué su barriguita estaba tan hinchada, y ella le contestó diciéndole que estaba
muy enfermita. Como el lobo insistiera, le pidió que se agachara para
contárselo al oído, porque se había enfermado por desobediente. El lobo la
escuchó y luego movió la cabeza, como regañándola.
Le confirmó que iba
a ver a su abuelita. ¿Que cómo estaba ella?, que ella sí, que ella sí estaba
bien, a pesar de su edad, y cada día más dulce. La conversación languideció por
falta de interés del lobo, así es que se despidieron, Caperucita caminando
lentito, dándole tiempo y él, creyéndolo
ganar a grandes saltos, hasta llegar a casa de la abuela.
Golpeó la puerta e
imitó la voz de Caperucita. El cazador, imitando la voz de la abuelita, le hizo pasar. Acostado en la cama con los anteojos y la
cofia de la abuela, y con la escopeta bajo el cobertor, esperó que el lobo se
acercara lo suficiente como para no errar el único tiro.
-
Abuelita, ¿por qué tienes la barba tan cerrada? –
En contundente
respuesta, los perdigones le perforaron el pecho.
Caperucita no tardó
en llegar.
-
¿Todo bien? - preguntó al cazador.
-
Todo okey - fue la tranquila respuesta
-
¿Y la abue? -
-
En el armario -
La sacaron, la
acercaron al lobo y usando sus garras, desgarraron su bata de dormir, le
infirieron un rasguño en el rostro y le mancharon su pulgar derecho con pólvora.
Los lobos eran especie protegida, y era probable que la abuela tuviera que alegar
legítima defensa.
Sólo semanas
después, en la sobremesa familiar, su madre vino a caer en cuenta del extraño comportamiento del lobo, que había desechado
un bocado tan tierno como el de su hija,
prefiriendo las carnes magras de la abuela. Caperucita, mientras mira
fijamente la flor bordada en el mantel tratando de recordar su nombre, dice:
-
Ahhh… sí… le conté a mis amiguitas que la abue era diabética y que yo le llevaría la insulina,
porque estaba sin tratamiento -
-
………?. -
-
Que por eso, estaba gordita y
dulce… o sea… hiperglicémica… - agrega, condescendiente, - y al lobo le dije que yo estaba intoxicada con hongos venenosos-
-
……….? -
-
Mamaáaaaa……que el looobo eeeera como yooo pensaaaba…: tonto, pero no tanto… o
inteligente, pero tampoco tanto, da lo
mismo. Eso nada más, madre... qué tanto... -
Una versión
distinta del cuento de la Caperucita roja. Taller de Innovación. UNIACC 2010.
Hernán Eusebio
Lechuga Farías