lunes, 9 de septiembre de 2013

Conversaciones



...nos jugamos la vida en las conversaciones que tenemos y también en las que no tenemos. Detrás de muchos emails hay conversaciones cara a cara que te has ahorrado y hemos preferido escondernos detrás de un teclado  y una pantalla en vez de abordar esa conversación difícil, esas conversaciones que a veces pinchan duelen, que requieren esfuerzo intelectual, requieren esfuerzo emocional. 


A mí me conmueve cuando veo a esos viejos amigos sentados en el parque viendo caer la tarde, esas amistades que han resistido embates de la vida y siguen ahí, de la misma manera que me conmueven esos matrimonios ancianos que se siguen queriendo a pesar de todo, porque han sobrevivido a tiempos difíciles. Y sobre todo porque vivimos en un  tiempo en el que hay tantas familias rotas, tantos niños solos, tantas amistades rotas, hay países que están rotos, el mundo está roto y pienso, ¿qué voy a hacer yo con todo esto?


Tenemos que abordar lo nuestro, tenemos que abordar esa parte del mundo que cae sobre nosotros, y son esas conversaciones que tenemos que tener, con las relaciones deterioradas que hay en nuestra vida. Si tú y yo afrontamos esas conversaciones pendientes y restauramos relaciones deterioradas estamos empezando a cambiar el mundo.


A muchos de los problemas le faltan conversaciones, pero una conversación verdadera., diferenciando que es una conversación de lo que no es una conversación. No es una conversación suponer el punto de vista del otro, sin dejarle expresarse, no es una conversación hablar sin escuchar, no es una conversación atacar, acorralar, no es una conversación el juego de las indirectas, no es una conversación pedir consejo habiendo tomado una decisión definitiva, nada de eso es una conversación. 


Una conversación tiene que ver más con el nosotros,  que con el yo, no es una yuxtaposición de planteamientos, el tuyo, el mío, el tuyo, después de una conversación no hay un ganador un perdedor  o tablas, como en la negociación. Una conversación verdadera  es aquella en que nadie tiene el dominio de la verdad y debemos acercarnos  a ella con humildad. 


Si nos echamos los problemas del mundo sobre los hombros, el mundo nos aplasta. Sin embargo, hay una parte del mundo que nos podemos echar al hombro, nuestros padres, hermanos, amigos, a todas las personas con las que interactuamos en el día a día. 


Hay conversaciones cuyo efecto es el desgaste, cuando hay cierto conflicto con la otra persona, la cosa se va complicando en la conversación hasta que al terminar se concluye que esa conversación se podría haber ahorrado, porque el problema es peor que antes,  es la típica conversación que desgasta las relaciones. 


Hay otro tipo de conversación, la de rechazo, la de sentirse dueño de la verdad y lanzando la argumentación como una piedra gigante, esperando como única respuesta un Sí señor, y lo que se obtiene es el  rechazo, igual que el boxeador que está sobre las cuerdas y sólo puede salir golpeando. Las palabras pueden ser muy cortantes. Hay muchas amistades rotas, familias rotas detrás de conversaciones que han sido explosivas...

Extractado de: El poder de una conversación: Alvaro Gonzalez-Alorda at TEDxSevilla 
 http://www.youtube.com/watch?v=fYOfWpZ6g5c