El
pasado, ese espacio que despacio y en silencio, se abandona y se deja morir en
el olvido. El futuro, ese muro que empujamos día a día. La puta vida un margen, un filo, un espacio virtual, un pliegue a desplegar o
mejor, desvirginar. Un pie adelante, el
de invadir, el otro atrás, el de empujar, una mano adelante, penetrar, y la de atrás, la de impedir ser invadido. Vano intento, el pasado soy yo mismo y me empuja hacia el futuro, ese muro pocas
veces transparente, otras veces de
colores que varían expresando mis deseos, casi siempre piedra bruta, sordomuda, insensible a mi vivencia, que me deja sin saber los minutos que me quedan por
vivir. Y así decido por fin, perder el tiempo contigo, mi
futura, mi presente, mi regalo, al
alcance de mis manos.