domingo, 9 de junio de 2013

Unir lo disperso II

Leyendo una  novelita policial del italiano  Andrea Camilleri, "El perro de terracota", leo, y transcribo:

"- En Rusia - dijo el director -, en la época de los zares existía el liceo, aunque tenía un nombre ruso, claro. Aquí en nuestro país el que lo llamó liceo fue Gentile cuando hizo aquella reforma que anteponía el estudio de las humanidades a cualquier otra cosa. Pues bien, los comunistas de Lenin, con lo comunistas que eran, no tuvieron el valor de abolir el liceo. Sólo a un retrasado, un arribista, un semianalfabeto y un pelagatos como este ministro se le puede ocurrir un disparate semejante"

Leo, más adelante:

" En la televisión estaban dando un debate sobre la mafia, otro sobre política exterior italiana, un tercero acerca de la situación económica, una discusión sobre la libertad de información, un reportaje sobre delincuencia juvenil en Moscú, un reportaje sobre las focas, otro sobre el cultivo del tabaco, una película de gangsters ambientada en Chicago de los años treinta, y un programa diario, en el que un ex crítico de arte, actual diputado y comentarista político...etc", lo que me hace pensar que un solo retrasado no logró torcer la nariz de la cultura europea.

Por alguna razón, habiendo estudiado en el Liceo N° 6 de San Miguel, habiendo cursado seis años de  Humanidades, y de haber dado Bachillerato, sin tener idea de lo que toda aquella nomenclatura significaba, y después de haber eliminado  la tele de mi departamento, una higiene mental básica ante sus  "contenidos" de incultura y desinformación que  han llegado a ser aterradores,  me hace click una frase de uno de los libros de cabecera de la juventud, "Los condenados de la tierra" de Frantz Fanon, cuando dice que  cuando en Europa nace el humanismo, en América se escucha: ...ismo!.... ismo!.... ismo!