viernes, 31 de enero de 2014

Abortos terapéuticos y criminales...

El subsecretario de Salud de Bachelet y su discurso contra el aborto terapéutico. 

No hay nada peor que trenzarse en una discusión sin definir previamente los términos, en este caso los de aborto y de terapéutica, por lo muy menos. No cabe duda que el aborto es un atentado al derecho de la vida del ser humano, pero no es un valor absoluto, porque se puede matar sin sufrir castigo, como sucede cuando se hace en defensa propia. Si se usa, como lo hace el subsecretario, para finalizar su presentación, comete un error garrafal, porque siendo una verdad irrefutable, se usa para sustentar afirmaciones refutables, que escapan al universo de los abortos terapéuticos.

Si se va a discutir el aborto terapéutico, la discusión debe centrarse allí y no dispararse a cualquier lado. Cuando se opera un embarazo tubario, se está atentando contra la salud del huevo fecundado que crece normalmente, pero que ha cometido el único error de equivocar su domicilio, y su muerte permite la vida de la madre. Ese es el ejemplo más claro de aborto terapéutico que nadie, en su sano juicio, puede rechazar. 

Extenderlo a los derechos de decisión de la mujer es un tema ajeno, atendible, importante sin duda,  que requiere discusión, consenso y legislación, que duda cabe, pero eliminar una mola hidatidiforme, o un feto acráneo,  proyectos  frustrados  de vida humana  sin esperanza ninguna de vida, que solo atentan contra el derecho  a la vida de la madre, no merecen discusión alguna, que no sea bizantina o fundamentalista.

No menos importante es definir quien puede arrogarse la potestad de obligar a una niña de quince años a sobrellevar un embarazo producto de una violación, de por sí de alto riesgo y en el que se ha violado uno de los derechos más importantes de la mujer, la de elegir al padre de sus hijos, y que ha roto, sin duda alguna, su proyecto de vida. Bastante tiene ya con el castigo inferido por el violador como para seguir siendo castigada por imposiciones de la sociedad, que nunca se han caracterizado por su enfoque racional y que tan influenciada está por las irracionalidades del pensamiento mítico, de la religión, del pecado original, del autocastigo... y otras yerbas.

Y este derecho tiene implicaciones también biológicas, porque no están estudiados en profundidad los factores que llevan a este intercambio genético. Se sabe que las ratonas pueden evitar el contacto sexual con ratones afectos de taras genéticas, una de ellas, la diabetes y se sabe que descendemos de los ratones, Darwin dixit y no ha sido desmentido. Si la mujer es la responsable de la reproducción de la vida, no pueden ser las leyes, generalmente dictadas por hombres, las que la obliguen en aspectos tan cruciales, no solo para ella, sino para la especie humana.

De que valen los idola fori de Don Francis (Bacon), el peligro de las analogías advertido por Foucault, hasta las sombras de la caverna, si seguimos confundiendo, empecinadamente, ocho con ochenta.