Escucho La historia del tango, de Piazolla, por el dúo KeMi, y la carga lenta de mi computador interrumpe una línea melódica del violín. En el silencio que sigue escucho una maquinaria que trabaja en la vecindad, una grúa probablemente, que rechina con las dos notas que faltan. El violinista, congelado en la pantalla, no lo puede creer y el corazón de Astor vuelve a latir en su tumba, unos segundos, es cierto, pero suficientes para sumarse... y unir lo disperso.
viernes, 20 de diciembre de 2013
Unir lo disperso III
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