HISTORIAS DE HOSPITAL
P O L
I P O
#1 para $, para tirar È y no Ê, para vivir y no N
No hubo acuerdo para integrar ambos
Boletines, perdió mi moción de que el
Año 1 Número 1 fuera el de Octubre de 1999 y ganó la moción de que fuera el
de Febrero del 2000. Esa decisión
tiene, como todas las cosas, lados malos y lados buenos:
Malo
por la injusticia de no reconocer el papel jugado por esos primeros boletines
tanto en la difusión de temas de real importancia como el estudio contable de Tesorería, como en la de haber generado, ¡por fin! la polémica, signo de interés,
signo de diversidad y por lo tanto,
signo de vida.
Bueno
porque me permite continuar, bajo mi absoluta responsabilidad, en esta tarea de
informar, de llamar a la conversación y
de compartir lo poco que conozco del
inmenso mundo de la literatura y de la poesía, un mundo irreal, es cierto, pero
que tiene la magia de hacer volar la imaginación y de llevarnos exactamente hasta el punto
donde uno quiera llegar.
Cedo entonces el nombre de "El
Boletín" a la Asociación y me quedo con este otro, este "POLIPO" que hay que leer como Poesía, Literatura y Política (gremial y de la otra).
Desde ya hay que
aclarar que este pólipo es benigno, porque no quiere hacer daño a nadie. Es más
bien la expresión de ese deseo permanente de crecer libremente y de
transgredir las formas habituales,
normadas, de crecimiento y desarrollo.
Este pólipo, igual que el pólipo de verdad, quiere crecer y
desarrollarse sin tomar en cuenta su carga genética, esa que le está ordenando
que se transforme en pelo, en glóbulo rojo, en neurona, en fin, que lo obliga a
cumplir ese destino fatal del cual no puede huir. El pólipo huye de esa horma
y crece libremente.
No importa que en nada contribuya al resto del
organismo (como no sea en la expresión real de ese afán de libertad), no
importa que un día se ponga a sangrar, que el cirujano lo corte de raíz y lo mande
a biopsia, que en este caso sería
una autopsia.
La autopsia confirmará la injusticia cometida, porque
demostrará siempre su carácter benigno.
Puesto que los pensamientos no son
visibles al microscopio, no podrá demostrarse
nunca, desgraciadamente, si es verdad lo que digo.
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